domingo, 28 de junio de 2009

¿Existe Dios?

Ante esta cuestión cabe en principio posicionarse en uno de los siguientes puntos:
1/ El punto de partida más común se conoce con el nombre de teísmo que defiende la idea de la existencia de un Dios omnipotente, capaz de hacerlo todo, por tanto creador del Universo y de todo lo que hay en él; omnisciente, capaz de saberlo todo y sumamente bueno.
2/ La no creencia en la existencia de Dios recibe el nombre de ateísmo.
3/ Por último aquellos que no tienen argumentos concluyentes ni a favor ni en contra de la existencia de Dios reciben el nombre de agnósticos. El agnosticismo es un tipo de escepticismo, es decir, la suspensión de todo juicio en relación al tema de la existencia de Dios.
Nuestro análisis va a partir desde el teísmo, pues es lo que defienden la mayoría de cristianos, musulmanes y judíos. Mostraremos los diferentes argumentos que se han dado a lo largo de la historia a favor de la existencia de Dios y lo someteremos a crítica:
EL ARGUMENTO FINALISTA
El argumento finalista o teleológico (del griego “telos” que significa finalidad) defiende que cuando nos fijamos en el mundo que nos rodea no podemos dejar de percibir que todo se adapta a la función que cumple; es decir que todo se comporta como se hubiera sido proyectado con una finalidad. Esto implicaría la existencia de un responsable del proyecto, “un proyector”,es decir, Dios.
William Paley (1743-1805) sostiene que la complejidad y eficacia de objetos naturales como el ojo humano son pruebas de que Dios los ha creado. El argumento se basa en una analogía, una comparación para buscar la semejanza entre dos cosas. Si la existencia de un reloj sumamente complejo implica la existencia de un relojero que lo ha fabricado, el ojo humano implicaría la existencia de una especie de “relojero divino”. Basta con observar la Naturaleza para percibir la existencia de Dios y con más razón que con lo que se refiere a los objetos fabricados o artificiales, puesto que los naturales implican un ingenio mucho mayor. El argumento defendido entre otros por Tomás de Aquino en su Suma Teológica va del efecto a la causa; al contemplar el efecto (el reloj o el ojo) deberíamos ver que lo ha causado (el relojero o Dios).
EL PRINCIPIO ANTRÓPICO
Es uno de los argumentos más de moda entre los “creacionistas” Norteamericanos. Según éstos, la posibilidad de que el universo permitiera la supervivencia y desarrollo de los seres humanos era tan remota que este hecho sólo puede explicarse por la existencia de un arquitecto divino. La prueba de la existencia de Dios estaría en la propia evolución y supervivencia de los seres humanos. Dios tuvo que ejercer un control sobre las condiciones físicas del universo, perfeccionándolo hasta hacer posible la existencia de la vida.
Muchos científicos defienden estas tesis después de haber comprobado la magnitud del universo y de las escasas posibilidades de que se desarrolle la vida en él tal y como la conocemos.
EL ARGUMENTO DE LA CAUSA PRIMERA
Este argumento, también defendido por Tomás de Aquino, establece que absolutamente todo tiene una causa anterior, es decir, que nada puede existir sin que algo lo haya causado. Puesto que el universo existe y ha sido posible por una serie de causas y efectos, de modo que siguiendo esta serie hacia atrás podríamos encontrar la causa original, el principio, es decir, a Dios.
El argumento de la causa primera no se basa en observaciones empíricas (de la Naturaleza) como los des anteriores, se conoce también como argumento cosmológico.
EL ARGUMENTO ONTOLÓGICO
Este argumento intenta demostrar la existencia de Dios a partir de la propia definición de Dios como ser supremo; Dios se define como el ser más perfecto imaginable. En palabras de San Anselmo (1033-1109) como “ese ser del que no se puede concebir nada superior” o “piensa en algo por encima de lo cual nada pueda ser pensado” ese algo es Dios y ese Dios es perfecto y además existe porque sino, no sería perfecto; es decir uno de los aspectos de la perfección es la existencia. Un ser perfecto no podría serlo si no existiera.
Hay muchas versiones de este argumento desde san Anselmo, hasta Hegel, pero posiblemente el más conocido es el de René Descartes(1596-1650) basado fundamentalmente en la idea de infinito. Según Descartes yo como ser finito que soy no he podido inventarme la idea de infinito puesto que no es una idea de la que yo tenga experiencia directa. Puedo inventarme la idea de unicornio mezclando dos ideas de la experiencia como son “caballo” y “cuerno” pero no es así con la idea de infinito. Descartes concluye que es una idea con la que nacemos (innata) y que la ha puesto en nosotros Dios.
En definitiva lo novedoso y original del argumento ontológico es que pretende ser una prueba de la existencia de dios partiendo de la idea misma de Dios, pues un ser tal no debe existir tan sólo en nuestro pensamiento sino también en la realidad, pues en caso contrario podríamos pensar en un ser mayor que él, que tuviera la perfección de la existencia y entonces entraríamos en una contradicción.
EL ARGUMENTO DEL JUGADOR: LA APUESTA DE PASCAL (1623-1662)
Este argumento no pretende aportar pruebas a favor de la existencia de Dios, sino demostrar que un buen jugador debería apostar por la existencia de Dios. Parte de la posición de un agnóstico al que le faltan evidencias necesarias para creer que dios exista. Y puesto que no sabemos si existe o no nos encontramos en la posición de un apostante antes del comienzo de una carrera. Tenemos que calcular las probabilidades. Hay que ganar lo más posible y perder lo mínimo posible en nuestra apuesta. Los resultados pueden ser cuatro: Si apostamos por la existencia de Dios y ganamos, en comparación por ganar la vida eterna no habremos perdido tanto: ciertos placeres, horas invertidas en rezos.. Si elegimos la opción de la no existencia de Dios y ganamos, nos habríamos entregado libremente a los placeres terrenales, aunque viviríamos sin ilusión. Pero si nos equivocamos y Dios existe habremos perdido demasiado: la vida eterna. según Pascal la apuesta más inteligente y racional es creer en Dios pues el premio es demasiado grande en comparación con lo que podemos perder.
CRITICAS
CRÍTICA AL ARGUMENTO FINALISTA
La crítica se basa en la debilidad de la analogía que da por supuesto el parecido significativo entre los objetos naturales y los diseñados. no podemos comparar un ojo humano con un reloj, podríamos comparar un reloj con otro reloj (de pulsera y de pared, por ejemplo) pero no con un ojo humano con el que no tiene ningún parecido. Además ¿en qué lugar queda un Dios que fabrica ojos miopes? ¿por qué hay proyectos fallidos? un Dios omnipotente no debería fallar.
La explicación más plausible (digan lo que digan los creacionistas) para explicar estos proyectos fallidos en la Naturaleza es la teoría de la evolución de la especies de Charles Darwin(1809-1882) y la explicación de la herencia genética que nos muestran como fueron posibles las maravillosas adaptaciones al medio que encontramos en la Naturaleza sin necesidad de introducir la noción de Dios.
CRITICA AL PRINCIPIO ANTRÓPICO
Aunque resulte altamente improbable que me toque la lotería, lo cierto es que puede ocurrir. Las cosas estadísticamente poco probables pueden ocurrir. El error de los defensores del principio antrópico reside en dar por supuesto que cuando algo es poco probable debe existir una explicación más verosímil. Pero nuestra presencia en el universo podría explicarse sin recurrir a causas sobrenaturales, que por otro lo lado son menos probables todavía. Nuestra existencia no puede tomarse por una prueba del plan divino.
CRITICA AL ARGUMENTO DE LA CAUSA PRIMERA
Si todo efecto tiene una causa, ¿qué causó a Dios? El argumento se contradice cuando expone que todo tiene una causa pero que luego hay una causa incausada que es Dios. Los defensores del argumento de la causa primera suelen hacer la excepción de Dios, pero ésto resta rigor al argumento. En física teórica podríamos tener el mismo problema si pretendemos defender que el Big Bang es la causa del Universo conocido. ¿Pero cual es la causa del Big Bang? algunos científicos afirman que el Big Crunch, y ¿cual sería la causa del Big Crunch? a su vez el Big Bang y hasta infinitamente. Otros afirman que las leyes de la física comenzarían precisamente en este momento de singularidad y que no se pueden aplicar para explicar cualquier fenómeno anterior.
CRITICA AL ARGUMENTO ONTOLÓGICO
Cualquiera se puede imaginar la playa perfecta, la isla perfecta o el novio perfecto pero eso no implica, desafortunadamente, su existencia. Lo cierto es que la existencia no se puede considerar una propiedad, como la omnipotencia o la omnisciencia. El error consiste en tratar la existencia de Dios como si fuera una propiedad de la perfección, cuando es al revés, la existencia es una condición necesaria para que algo sea perfecto. Primero debe existir después diremos cuales son sus propiedades.
CRITICA AL ARGUMENTO DEL JUGADOR DE PASCAL
La fe no se puede elegir como si fuera una apuesta, no se trata de una decisión personal. No podemos decidir que en Marte haya enanos verdes, ni que existan los unicornios y los elfos, como tampoco podemos decidir que exista un Dios Omnisciente, omnipotente y sumamente bueno. Además se trata de un proceso poco sincero e impropio.
CRÍTICA A LAS PRINCIPALES PROPIEDADES DEL DIOS DE LOS TEÍSTAS
Si Dios es omnisciente y todo lo sabe, en el momento en el que nace un niño ya sabe si se va a condenar o si por el contrario se va a ganar la vida eterna poniendo en entredicho uno de los principales bastiones de la religión que es el libre alvedrío, es decir la libertad individual y responsable de elegir. Debo ser libre para elegir mi fe, de lo contrario no tendría validez. Si no sabe lo que va a pasar con el niño del ejemplo, entonces es que no es omnisciente.
Si Dios es omnipotente entonces no debería existir el sufrimiento y los “proyectos fallidos” en la Naturaleza. Tendría que acabar con las múltiples injusticias que hay en el mundo y el sufrimiento de inocentes como el de tantos niños que se mueren de hambre en el planeta. Lo cierto es que no parece haga nada, por tanto, si existe y no es un sádico malvado no es omnipotente.
Por último si fuera sumamente bueno no dejaría que existiera el mal en el mundo, sobre todo aquel del que no es responsable el hombre como catástrofes naturales y hambrunas. Además no podría haber tal cosa como el infierno, un instrumento de tortura más propio de un sádico que de un Dios Sumamente bueno. Por tanto Dios, si existe, no es sumamente bueno.

6 comentarios:

Kiko Mora dijo...

Por tanto, según Descartes, no es lo mismo preguntarse por un unicornio que por la existencia de Dios. Collingwood diría que las preguntas son diferentes y por tanto exigen también contestaciones diferentes. Yo pienso igual. Las preguntas están sujetas a una contingencia histórica. Nadie se pregunta ahora por la existencia del unicornio, pero sí por la existencia de dios. Cuando la mitología griega y los bestiarios medievales se preguntaban por la existencia del unicornio, lo hacían porque existía esa necesidad. Jung diría que formaba parte del inconsciente colectivo de esa comunidad. El hecho de que la existencia de dios haya atravesado las diferentes formas de pensamiento a lo largo de la historia daría la razón a Descartes, pero no podemos saber lo que ocurrirá en el futuro. Más bien creo que, una vez alcanzada la inmortalidad en esa forma de superhombre al que ya se llama "post-humano", la pregunta dejará de ser necesaria. Es nuestra inmortalidad la que nos librará de la pregunta.

JORGE dijo...

Me temo que yo no estoy de acuerdo con la crítica que hacéis al argumento ontológico. Porque puede llegar a reformularse en términos de lógica modal (tal y como ha demostrado algún autor) que permite comprobar su VALIDEZ. De hecho, la "LÓGICA MODAL" se basa en la "necesidad" y "posibilidad" que algo pueda ser o no ser y uno de sus axiomas es: "Si una proposición es posible equivale a a decir que necesariamente esa proposición es posible, y decir es posible que una proposición es necesaria, equivale a decir necesariamente tal proposición es necesaria". Esto no es un hilo incoherente de argumentos, de hecho tiene una formalización proposicional que NO puedo reproducir aquí pero que podréis obtener de un libro editado por PARANINFO por R. Feys y F. B. Fitch titulado LOS SÍMBOLOS DE LA LÓGICA MATEMÁTICA. Por otro lado, vuestra crítica está basada en lo que dijo el filósofo Immanuel Kant en su obra "Crítica de la Razón Pura". Pero dicha obra es del siglo XVIII, y contiene errores garrafales porque se basa en la matemática y en la física de su tiempo. Entre otras cosas, Kant afirmaba que la Lógica no iría más allá de los planteamientos aristótelicos (?) y te puedo asegurar que desde entonces ha sufrido un avance ESPECTACULAR. Os invito a que leáis el artículo publicado por Norman Malcom en 1961. En dicho artículo Malcom sostenía que en el "Proslogion" de San Anselmo había en rigor dos argumentos. En el capítulo II se suponía que los términos de existencia tienen siempre la función de predicado, y consideraba así la existencia como una propiedad de los entes; por eso el argumento que aquí se emplea es inválido, tal y como vosotros mismos adviertís, porque es absurdo considerar la existencia como tal predicado esencial de las cosas. Mas en el capítulo III parte del principio de que un ser cuya existencia no es lógicamente imposible es "más grande" que uno cuya no existencia es lógicamente posible. Y como por el término "Dios" se entiende el ser "más grande" que se puede concebir, debe ser imposible su no existencia, es decir, existe necesariamente. Añadía que si el predicado de existencia es necesario en Dios, se ha de rechazar de su concepto la noción de "existencia contingente" (que es la que tendría por ejemplo un isla perfectísima), porque "dependería de otros seres", y se excluiría que Dios fuese aquel ente que no puede concebirse otro mayor. Rechazar la argumentación de San Anselmo equivaldría a admitir que el concepto de Dios, tal como se entiende en el uso común, sería autocontradictorio o un sinsentido. Evidentemente, como era de esperar, el ensayo de Malcom provocó una vivísima polémica entre los analistas americanos, ya que veían, contra los supuestos de sus teorías lingüísticas, que la argumentación de éste introducía como válida una metafísica de lo trascendente (¿y por qué no hacerlo...? Vaya chorrada intentar poner vallas al campo... Si algo se demuestra qeu es así, ¿por qué no admitir que es así?). Sin embargo, hubo también importantes partidarios como por ejemplo X. HARTSHORNE y A. KENNY, que aceptaron plenamente la tesis de Malcom, entre otras cosas porque de negarse se estaría limitando el uso del lenguaje en base a una ideología neopositivista tan fundamentalista en algunos de sus planteamientos como la más absurda de las sectas religiosas o políticas.

JORGE dijo...

Me temo que yo no estoy de acuerdo con la crítica que hacéis al argumento ontológico. Porque puede llegar a reformularse en términos de lógica modal (tal y como ha demostrado algún autor) que permite comprobar su VALIDEZ. De hecho, la "LÓGICA MODAL" se basa en la "necesidad" y "posibilidad" que algo pueda ser o no ser y uno de sus axiomas es: "Si una proposición es posible equivale a a decir que necesariamente esa proposición es posible, y decir es posible que una proposición es necesaria, equivale a decir necesariamente tal proposición es necesaria". Esto no es un hilo incoherente de argumentos, de hecho tiene una formalización proposicional que NO puedo reproducir aquí pero que podréis obtener de un libro editado por PARANINFO por R. Feys y F. B. Fitch titulado LOS SÍMBOLOS DE LA LÓGICA MATEMÁTICA. Por otro lado, vuestra crítica está basada en lo que dijo el filósofo Immanuel Kant en su obra "Crítica de la Razón Pura". Pero dicha obra es del siglo XVIII, y contiene errores garrafales porque se basa en la matemática y en la física de su tiempo. Entre otras cosas, Kant afirmaba que la Lógica no iría más allá de los planteamientos aristótelicos (?) y te puedo asegurar que desde entonces ha sufrido un avance ESPECTACULAR. Os invito a que leáis el artículo publicado por Norman Malcom en 1961. En dicho artículo Malcom sostenía que en el "Proslogion" de San Anselmo había en rigor dos argumentos. En el capítulo II se suponía que los términos de existencia tienen siempre la función de predicado, y consideraba así la existencia como una propiedad de los entes; por eso el argumento que aquí se emplea es inválido, tal y como vosotros mismos adviertís, porque es absurdo considerar la existencia como tal predicado esencial de las cosas. Mas en el capítulo III parte del principio de que un ser cuya existencia no es lógicamente imposible es "más grande" que uno cuya no existencia es lógicamente posible. Y como por el término "Dios" se entiende el ser "más grande" que se puede concebir, debe ser imposible su no existencia, es decir, existe necesariamente. Añadía que si el predicado de existencia es necesario en Dios, se ha de rechazar de su concepto la noción de "existencia contingente" (que es la que tendría por ejemplo un isla perfectísima), porque "dependería de otros seres", y se excluiría que Dios fuese aquel ente que no puede concebirse otro mayor. Rechazar la argumentación de San Anselmo equivaldría a admitir que el concepto de Dios, tal como se entiende en el uso común, sería autocontradictorio o un sinsentido. Evidentemente, como era de esperar, el ensayo de Malcom provocó una vivísima polémica entre los analistas americanos, ya que veían, contra los supuestos de sus teorías lingüísticas, que la argumentación de éste introducía como válida una metafísica de lo trascendente (¿y por qué no hacerlo...? Vaya chorrada intentar poner vallas al campo... Si algo se demuestra qeu es así, ¿por qué no admitir que es así?). Sin embargo, hubo también importantes partidarios como por ejemplo X. HARTSHORNE y A. KENNY, que aceptaron plenamente la tesis de Malcom, entre otras cosas porque de negarse se estaría limitando el uso del lenguaje en base a una ideología neopositivista tan fundamentalista en algunos de sus planteamientos como la más absurda de las sectas religiosas o políticas.

Gonzalo Cifuentes dijo...

Si todavía me acuerdo de las clases de lógica de la Facultad, Los operadores modales son expresiones que califican la verdad de los juicios. En un sentido más restringido, se llama lógica modal al sistema formal que se ocupa de las expresiones "es necesario que" y "es posible que". De todas formas, no llego a comprender del todo el apunte que haces, puesto que no se trata de mostrar la VALIDEZ del argumento, que posiblemente lo sea, sino de demostrar que su contenido semántico es VERDADERO. Es decir no debemos confundir validez con verdad y lo que está claro es que la perfección de algo no implica su existencia en términos empíricos; ojalá fuera así..

Gonzalo Cifuentes dijo...

Si todavía me acuerdo de las clases de lógica de la Facultad, Los operadores modales son expresiones que califican la verdad de los juicios. En un sentido más restringido, se llama lógica modal al sistema formal que se ocupa de las expresiones "es necesario que" y "es posible que". De todas formas, no llego a comprender del todo el apunte que haces, puesto que no se trata de mostrar la VALIDEZ del argumento, que posiblemente lo sea, sino de demostrar que su contenido semántico es VERDADERO. Es decir no debemos confundir validez con verdad y lo que está claro es que la perfección de algo no implica su existencia en términos empíricos; ojalá fuera así..

JORGE dijo...

En el caso del argumento ontológico la validez del mismo presupone también su verdad semántica. Y es que, Anselmo de Canterbury, lo que trataba de hacer con su argumento es demostrar que hay cosas cuya existencia puede demostrarse desde el propio pensamiento, sin necesidad de recurrir a la realidad. Este tipo de cosas, se reducirían a una sola, Dios. No hay ninguna otra cosa con la que funcionaría tal posibilidad, dado que no puede reunir los atributos que desde el mismo argumento se imputan a Dios (como trataba de hacerlo Gaunilo, poniendo zancadillas al argumento ontológico con su "isla perfectísima"). Por eso que si tal argumento se demuestra como válido lógicamente, automáticamente quede también demostrada su verdad semántica.