martes, 24 de marzo de 2009

Elogio a Diógenes

ELOGIO a DIÓGENES

(carta publicada en el país semanal)


Rosa Montero tiene razón al afirmar en su artículo Todos tenemos el síndrome de Diógenes que tal denominación en referencia al filósofo griego no resulta, en absoluto, adecuada, pues probablemente no exista en la historia de la humanidad nadie que tuviera tal desprecio por la acumulación y atesoramiento de objetos materiales. Tampoco se ha hecho justicia con el adjetivo que lo caracterizaba: “el cínico”; pues originalmente su raíz semántica proviene de “kirós” que en griego significa perro, por tanto sería más apropiado hablar de Diógenes “el perro”.
Discrepo, sin embargo, en la consideración del filósofo como poco interesante y puritano extremo. Es interesante porque fue capaz de modificar el propio concepto de filosofía, reduciéndolo a una praxis moral consecuente con el logro de la felicidad, basada en una vida matizada por la austeridad y frugalidad con vistas a la unión con la naturaleza. Es interesante por su oposición manifiesta a cualquier tipo de tiranía y su defensa de la libertad en todas sus manifestaciones, por su subversión de los valores tradicionales y rechazo a cualquier norma establecida, por su ideal cosmopolita, tan necesario en nuestra “avanzada” civilización, por su parodia de los grandes mitos, modificando así, la religiosidad de su época, por su invitación a la práctica del pensamiento sin depender de los sistemas doctrinales, por su absoluta indiferencia y serenidad frente a la vida competitiva, por su agnosticismo, porque Borges lo admiró (aseguraba que Alejandro Magno quería ser Diógenes), porque vivía en un tonel, despreciaba el dinero y no se preocupaba de hipotecas y créditos… En definitiva el mundo sería mucho mejor si todos fuésemos un poco Diógenes.
En cuanto a su supuesto puritanismo baste citar una noticia de Ateneo en su Banquete de los Sofistas, IV, I58f (VB 147): A los que lo censuraban por masturbarse en público les decía: “¡Ojalá pudiera también aplacar el hambre y la necesidad frotándome el vientre!”

Gonzalo Cifuentes.

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