lunes, 7 de diciembre de 2009

De Ptolomeo a Bisbal...

De Ptolomeo a Bisbal y la desaparición de la cultura.

Me imagino que aquellos frailes que copiaban concienzudamente libros en las frías bibliotecas de los conventos de la vieja Europa se tiraron de los pocos pelos de sus cabezas rasuradas cuando Johanes Gutenberg inventó la imprenta. Seguramente dijeron que aquel invento del demonio acabaría con la cultura, esa cultura firmemente afianzada por los padres de la iglesia y bajo un férreo control de la censura.
Lo cierto es que gracias a la imprenta La revolución de los cuerpos celestes de Copérnico, por ejemplo, pudo llegar hasta un público numeroso entre los que se encontraba Galileo.
Sin la imprenta los únicos libros que hubiera podido consultar eran aquellos “copiados” por la iglesia como todos los de la tradición ptolemaica perfectamente acordes con la doctrina católica.
Ahora, aproximadamente 600 años después, volvemos a oír que un invento del demonio llamado “Internet” (descargas “ilegales”, “páginas web” ,etc..) pone de nuevo en peligro la cultura tan delicadamente construida por lo que se conoce como la industria. Y este es el importante matiz, todas las vociferantes opiniones de los nuevos frailes de traje y corbata, no claman por el peligro de la desaparición de la cultura, sino por el peligro que corre la industria cultural y la fantástica plusvalía que consigue del arte y la cultura.
Internet no acaba con la cultura, más bien todo lo contrario, hace que ésta llegue a cualquier rincón del planeta donde haya un ordenador conectado; pero posiblemente acabará con la dictadura de las listas de radio que nos bombardean una y otra vez con la misma música de mierda, con el cine subvencionado que obliga a entidades totalmente privadas a invertir un 5% de su presupuesto en películas que ni ellos mismos pondrán en pantalla, y a las públicas en gastar nuestros impuestos en proyectos faltos de calidad y originalidad pero a los que les sobran padrinos.
Posiblemente acabará con la desproporcionada admiración que el público tiene a marionetas de playback y mequetrefes con tarjetas “vip” colgando del cuello, en vez de valorar a toda esa gente anónima que se quema las pestañas en las universidades que muchas veces tienen que abandonar por falta de fondos. Acabará con muchos chalets en Marbella, con cantidad de fiestas horteras en Ibiza, con premios absurdos donde siempre están los mismos haciéndose “pajas” unos a otros; en fin con bastantes elementos molestos de la supuesta cultura que nos vamos a cargar con nuestras “descargas ilegales”.
Es posible que gracias a Internet podamos escuchar a unos chavales que hacen música en un garaje de Islandia y a los que les gustaría vivir, no de fotitos con pose de chicos malos poniendo morritos y mordiéndose los carrillos, sino de lo que saben hacer que es tocar y dar conciertos con un caché decente que les de para vivir. Y a lo mejor nos gusta más que lo que propone la industria, y descubrimos que hay vida más allá de Bisbal.
Quizás, lo más importante de todo, es que yo pueda escribir esto, publicarlo en mi blog, y que ustedes lo lean..

1 comentario:

Jordi Let dijo...

La verdad es que sí, y que a través de otro blog me haya enterado de este y haya decidido leerlo y comentarte ya es un mérito